«Decidí que yo no me podría morir sin tocar un instrumento»… Lo cierto es que NUNCA es tarde para ser feliz, para darte la oportunidad. Óscar empezó a desde cero a los 45 años y hoy, como el lo dice, «no se imagina un sólo día sin tocar».

Al final, lo más hermoso de su historia es que la música es algo que le trae gozo, un gozo que no conocía y que nos llena el alma, ¡para eso es la música! Además de la conexión musical que ahora tiene con su hijo y sus amigos. Ser parte del desarrollo musical de Óscar es un honor para nosotros y es un orgullo que sea parte de la comunidad mundial de bajistas del Instituto de Bajo, ¡Que disfrutes su historia!

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